SEAMOS MEJORES MAESTROS
SEMANA DEL 4 AL 10 DE AGOSTO
4. Empiece conversaciones
(3 mins.) PREDICACIÓN INFORMAL. Empiece una conversación con
alguien que parece estar triste (lmd lección 3 punto 3. Muestre empatía. .
Publicador: Hola, disculpe... no quiero molestarla, pero
noté que parece un poco preocupada. ¿Se encuentra bien?
Persona: Ay... sí, estoy algo estresada. Las cosas no están
fáciles últimamente.
Publicador: Lamento escuchar eso. Y no es para menos… uno ve
los precios, las noticias, las responsabilidades en casa, y a veces parece que
todo se junta al mismo tiempo, ¿verdad?
Persona: Sí… trabajo todo el día y aún así no me alcanza. Me
preocupa cómo voy a seguir así.
Publicador: Le entiendo completamente. Muchas personas se
sienten igual. Y no es que una tenga poca fe, es que simplemente ya no sabemos
qué más hacer. Fíjese que hace poco leí algo en la Biblia que me ayudó mucho:
está en Isaías 41:10, donde Dios dice “No tengas miedo, porque yo estoy
contigo… te sostendré con mi mano derecha de justicia.”
Persona: Qué bonito. La verdad, sí he orado, pero a veces
siento que no me escuchan.
Publicador: Eso lo entiendo. Pero la Biblia muestra que
Jehová, el Dios verdadero, no solo escucha, sino que entiende nuestro
cansancio. Por eso, hay un curso gratuito que enseña a encontrar respuestas y
fuerzas para seguir adelante, aunque las cosas no cambien de inmediato. ¿Le
interesaría que en otra ocasión se lo muestre con calma? Solo toma unos minutos
y es totalmente práctico.
Persona: Sí… me gustaría. La verdad es que sí necesito ayuda
espiritual.
Publicador: Con gusto. Aquí tiene una invitación, y si
quiere, podemos fijar un momento para conversar más. Le va a hacer bien.
5. Haga revisitas
(4 mins.) DE CASA EN CASA. La persona le dice que está muy
contenta con su religión y que no piensa cambiar (lmd lección 8 punto 4 4.. ).
Publicador: Hola, disculpe... no quiero molestarla, pero
noté que parece un poco preocupada. ¿Se encuentra bien?
Persona: Ay... sí, estoy algo estresada. Las cosas no están
fáciles últimamente.
Publicador: Lamento escuchar eso. Y no es para menos… uno ve
los precios, las noticias, las responsabilidades en casa, y a veces parece que
todo se junta al mismo tiempo, ¿verdad?
Persona: Sí… trabajo todo el día y aún así no me alcanza. Me
preocupa cómo voy a seguir así.
Publicador: Le entiendo completamente. Muchas personas se
sienten igual. Y no es que una tenga poca fe, es que simplemente ya no sabemos
qué más hacer. Fíjese que hace poco leí algo en la Biblia que me ayudó mucho:
está en Isaías 41:10, donde Dios dice “No tengas miedo, porque yo estoy
contigo… te sostendré con mi mano derecha de justicia.”
Persona: Qué bonito. La verdad, sí he orado, pero a veces siento
que no me escuchan.
Publicador: Eso lo entiendo. Pero la Biblia muestra que
Jehová, el Dios verdadero, no solo escucha, sino que entiende nuestro
cansancio. Por eso, hay un curso gratuito que enseña a encontrar respuestas y
fuerzas para seguir adelante, aunque las cosas no cambien de inmediato. ¿Le
interesaría que en otra ocasión se lo muestre con calma? Solo toma unos minutos
y es totalmente práctico.
Persona: Sí… me gustaría. La verdad es que sí necesito ayuda
espiritual.
Publicador: Con gusto. Aquí tiene una invitación, y si
quiere, podemos fijar un momento para conversar más. Le va a hacer bien.
6. Discurso
(5 mins.) ijwyp artículo 23. Título: ¿Por qué tienen que
andar hablando de mí? (th lección 13).
Imagínese esta
situación: alguien en quien confía empieza a esparcir un chisme sobre usted.
¿Cómo reaccionaría? ¿Lo perdonaría fácilmente? ¿Se quedaría callado aunque
supiera cosas de esa persona?
Situaciones así no solo son incómodas, sino que realmente
duelen, y más cuando vienen de alguien cercano. ¿Qué puede ayudarnos a
sobrellevar ese dolor y a manejar mejor momentos así?
La Biblia reconoce lo doloroso que es ser traicionado por
alguien cercano. En Salmo 55:12-14, el salmista dice:
“No era un enemigo el que me insultaba… sino tú, un hombre
igual a mí, mi compañero y buen amigo. Compartíamos muchas cosas hermosas;
juntos andábamos con la multitud en la casa de Dios.”
Una joven llamada Ashley contó que una amiga empezó a decir
que ella era una egoísta a la que no le importaba nadie. Y añadió: “Me dolió
tanto… No podía creerlo.”
Esto nos enseña algo claro: el chisme duele, venga de quien
venga. Y no porque sea un simple comentario, sino porque hiere la confianza y
daña las relaciones.
La realidad es que, queramos o no, las personas hablarán de
nosotros. Pero, ¿por qué lo hacen?
Por un lado, porque los seres humanos somos sociables.
Filipenses 2:4 dice:
“No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también
procuren interesarse en los demás.”
Por otro lado, hay quienes simplemente no tienen nada útil
que decir. En Hechos 17:21 se dice sobre ciertas personas de Atenas:
“Todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí no
pasaban el tiempo libre en ninguna otra cosa más que en decir o escuchar algo
nuevo.”
También hay quienes, por inseguridad o envidia, hablan mal
de otros. Gálatas 6:4 nos aconseja:
“Cada uno examine sus propios actos, y entonces encontrará
motivos para alegrarse con respecto a sí mismo, y no comparándose con otro.”
Así que, aunque no podamos evitar que otros hablen, sí
podemos decidir cómo reaccionar.
La Biblia nos da dos formas sabias de actuar cuando nos
enfrentamos al chisme.
Una opción es hacer oídos sordos. Eclesiastés 7:9 nos
aconseja:
“No te des prisa en tu espíritu a sentirte ofendido, porque
el sentirse ofendido descansa en el pecho de los tontos.”
Una joven llamada Elisa se enteró de un chisme ridículo
sobre ella. En vez de molestarse, decidió no darle importancia. Incluso lo
cuenta riéndose.
Otra joven, Alicia, dijo: “La mejor defensa contra el chisme
es una buena reputación. La verdad siempre sale a la luz.”
Y si aun así le cuesta dejarlo pasar, puede desahogarse con
Jehová. Salmo 4:4 dice:
“Cuando estén en la cama, mediten en su corazón y guarden
silencio.”
La otra opción es hablar con la persona. Pero hay que
hacerlo con equilibrio y buen juicio.
Proverbios 18:13 aconseja:
“Cuando alguien responde a un asunto antes de oírlo, eso es
tontedad de su parte y una humillación.”
Santiago 1:19 añade:
“Todo hombre tiene que ser presto en cuanto a oír, lento en
cuanto a hablar, lento en cuanto a ira.”
Y Mateo 7:12 resume así:
“Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan,
háganles también ustedes del mismo modo.”
Si lo ve prudente, puede escribir lo que piensa decir,
dejarlo reposar unos días, y luego releerlo. También puede pedir consejo a
alguien maduro antes de hablar.
No podemos controlar lo que otros digan de nosotros, pero sí
podemos decidir cómo responder.
Así que, la próxima vez que alguien hable mal de usted,
recuerde: no está solo, puede elegir su reacción, y Jehová puede darle la paz y
la sabiduría para actuar con equilibrio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario